martes, 19 de octubre de 2010

Bon Voyage.

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Marchita nuevamente, como lo hace cada seis meses, vuelve solo para sonreír un rato mientras se va a apagando la noche y comienza el día, solo vuelve para acostarse con un alma vacía, embriaga y vive, la toca y existe, le hace el amor y sufre, para entonces no vera mas lo solidez del blanco sentimiento, todo sera substituido por un arsenal de mentiras bonitas con cara de nada. Aun así deleitara con felicidad verdadera, callara muchas veces y gritara aun mas, creerá que es único y que vuela, que sin el no existe la tierra, ni el sol, ni las flores, tampoco su casa holgada de amarillos colores, el tornasol de las piedras y el cause tranquilo del monte, el mismo sera su secreto, a menudo le sonaran algunos nombres y los encajara en los animales, vera el verde extenderse por la tierra, sentirá el aroma de los pinos y sus hijos no natos en cascaras calcáreas. Cuando las ardillas y las cigarras cuchicheen se sentirá un explorador, mirara bajo las rocas con curiosidad inaudita y encarcelara varios especímenes para si, los matara sin querer, no sentirá pena ni placer, solo mirara con aquella curiosidad característica, y cuanto mas se acerque a la orilla del mar, mas irán desapareciendo marcas y coágulos, mas olvidara al ogro querido y los perfumes se volverán parte de un todo, sentirá placer al encontrarse en ese pecho desconocido y maternal por la mañana, contemplara una cama o dos frente a un televisor, abajo los pies de una figura risueña y fraterna, una especie de alma gemela, una objeto que habla y reluce, conocerá una calle oscura medio alumbrada por faroles viejos en medio de una ciudad ocre, un edificio por donde saltan los piojos y un olor de enredadera en sus manos, al día siguiente una caída en las piedras, el olor a caucho quemado, el campo repleto de gallos de vistosos colores, para el final un árbol en la carretera dispuesto a florecer en vida, ¿y que se me olvida? ¿el inicio de todo? ¿la vida? ¿el auge? ¿la acencion? ¿el calor de los gusanos?

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