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Aun me queda el aire
un respiro no se ha ido.
Aun tengo tus caricias por la mañana
todavía puedes darme la mano sin dudar.
Y si no puedes tocarme que sera de mí?
que sera de mi lúgubre existencia en estas piedras?
como podría repetir tu nombre en la penumbra?
como caminarías sin yo pensarte en este lugar?
sin practicar la flagelante sonrisa después del amor.
Tendrías misericordia al alejarte de mi llanto?
tendrías la dignidad de sacarme el corazón con tus pinzas?
podrías mantenerlo caliente con velas de algodón?
con malentendidos necios y con malas caras de ansiedad?
seria factible para tu suave rostro masticar mis pieles sin dudar?
tendrías la amabilidad de derramar mis tripas con esa frialdad que conozco?
con esa frialdad que tantas veces probé sin darme cuenta
que tantas veces mostrabas cuando aun no sabia como afrontarte
en la soledad de tu ausencia y en la omnipotencia de tu desnudes
cuando me cegaba con estos estúpidos ojos de niño adolescente
y no sabia valorarte lo suficiente
para así no hacerte sangrar por dentro
para no hacerte sentir miserable
para no torturarte con mis amarguras.
Si supieras cuanto he trabajado para poder mirarte sin miedo
si supieras cuantas veces he muerto bajo el océano furibundo de tus ojos
si supieras que he mutilado mi vida por el deseo de sentir tu aroma
sabrías que mis torpes manos han madurado lo suficiente
para poder decirte las palabras que aun no se como pronunciar
palabras que ahora se que pueden tocarte
sin rencor, sin miedo, con sinceridad en medio del invierno
en el trance que significa la caricia de tu voz en mis oídos
esa paz futura: tus labios húmedos junto a los míos
el aire que aun puedo respirar,
la brisa que lo ha borrado todo.
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