sábado, 30 de abril de 2011

Sin Querer.

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Fue sin querer el desearla mas de la cuenta,
sin saberlo maldecía su esencia,
tan cercana, tan distante,
como en una de las tantas lunas de noche y llena,
llena y fulminante volvía a mi con su voz enajenada,
con sus alaridos de deseo y alambrada,
con sus rugidos de rojo y guerra,
olvidaba mi mundo,
olvidaba mi deber,
sin querer,
y me percate de que no había sentido hasta entonces,
y sin querer iba muriéndome de a poco,
sin querer,
no esperaba nada de ella,
jamas,
ella no esperaba nada de mi cara extraviada,
solo daba las gracias al largarse cada mañana,
sin querer,
sin querer ella lloraba,
muy en su interior,
y yo la añoraba desde mi nube de escamas,
en su fulgor de estancia perpetua,
en sus quejidos de besos y almohadas.

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