viernes, 15 de abril de 2011

Días de Furia.

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Me carcomen aquellos minutos de desastre,
donde la sombra se lanza sobre los niños,
cuando el sigilo puede mas que el beso,
donde la ruina reclama sus dominios,
pero mientras mas trato,
mas me arrepiento,
y mientras mas me arrepiento
mas me voy perdiendo,
mi boca se rompe al brotar la desidia
la pestilencia del léxico ingrato,
las ciencias de palabras sin mesura
los millones de latidos sin destino.

Y cuando llega la noche se me abre el vientre,
se me derrumban los pilares de la espina,
y me veo acurrucado en el rincón donde nos besamos,
donde veo tu cuerpo ardiente y mis manos sospechosas,
donde mis dientes succionan tu vida por el cuello
donde tus ojos me roban el tiempo en un destello.

Y me entierro vivo entre adoquines,
entre el misterio del martillo,
entre el el truco de la puerta y el forcejeo del pestillo,
entre el recuerdo mas esquivo,
donde la mordaz histeria cerraba las vulgares cortinas,
donde el alba me torturaba con su voz de maquinas y bocinas.

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