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La vi tirada en una de las esquinas
a las que volvía de vez en cuando,
en esas noches ni frías ni calurosas,
donde los techos se poblaban de gatos,
donde las calles se poblaban de hombres.
Estaba buscando la sepa de la sonrisa,
decían que ahí se encontraba,
en el suero de los narcóticos baratos,
decían que ahí se se encontraba,
donde el amor se resumía
al gimoteo en un sucucho cualquiera,
donde todo ocurría por azar,
donde nada estaba premeditado.
Ahí la vi tirada, semivestida y drogada,
acalorada bajo un foco parpadeante,
ahí se encontraba..
los perros la miraban.
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