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Yo que conocí tu semblante triste
tus ojos entreabiertos
el despertar en tus pestañas
podría hacerlo parte de la historia
retratarlo con furia
como quien destripa una almohada
mas tu espalda nunca estaba lista
era fría
implacable
endurecida por golpes de metrallas
inescrutable
irremediable para el hombre moderno
no temías en ese entonces
no temías
asumiste las modas humanas
asumiste la palabra amor
la vida como consecuencia
supuse entonces que no debía soportar
tus traiciones planificadas
los constantes arrebatos
las costumbres de cementerio
las tardes que repudiabas
las verdades con las que mentías
los besos que me robabas
querías que te odiara
mas como podría
cómo sabrías tu de la luz
cómo asumirías la moraleja de nuestras hazañas
por eso no querías la prole
por eso navegabas
por eso el amparo que en otros brazos buscabas
al igual que yo volcaste en ruina
un fantasma que llego con el viento
se libero en la danza solar de aquella mañana
regalado a la caricia de las tórtolas
atropelle la congoja de tus viejas mañas
construí castillos
capitulaciones cotidianas
ya había asumido fríos como verdades
ya había envejecido más de mil batallas
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