Recuento.

.

Un trabajo a pala y mano para afirmarme en la piedra
en la cual se trazaran los planos y designios acordados,
la pala y la mano edificando futuros monetarios,
futuros del padre en la tumba,
escribiendo epitafios para los hermanos.

Comidas dos o tres veces al día solo por deber,
para continuar respirando el aire negro de la urbe.
Para la once se recomienda el pan con tomate
y un te no muy caliente, entre aquello,
una película simplona que resuene en la tele desde lejos,
la que enganche al excelso en conocimientos,
dejándolo sin aliento a ratos,
dejándolo sin ganas de continuar el tortuoso camino,
ese de necesidad,
ese de duda,
ese de ansias,
ese de regocijo en el deseo de posesión,
el deseo tan febrilmente repasado
y repensado con el acople del fotograma.

Identificación, reflejo;
donde siempre se llega al mismo punto muerto en donde se partió.
Intentar engañar al cerebro, dejar la anestesia fluir,
simple al ojo humano, pero todo lo contrario;
proyectos y triunfos efímeros ponen el dedo en el agujero,
tratando de llenar la copa con el licor de la meta impuesta y rota.

El sudor por la cara es el escape para una vida medio estancada
que palpita cada dos o tres horas al conocer alguna noticia desastrosa,
me refiero a cuando se cumplen los infortunios anhelados,
cuando la sangre se oprime y coagula,
cuando la frente mancha de gris
por no poder conocer el fin que le mueve,

Escribir; otro comportamiento entrópico,
parafraseos de la miseria que esconde el alma
tras su supuesta afianza en los conceptos,
solo un escape hacia un publico inexistente,
la manera de sacar el eco del tímpano,
ese que repite tantas veces;
"La muerte es el camino"
"La muerte es el destino"
"La muerte es hacia donde todo fluye"

El sentido trato de ponerse en mi camino,
yo lo miro y lo cuido a si tal cual, (sin sentido)
y aun así es tan falso el concepto,
es tan irreal el horizonte,
es tan burdo el conocimiento y el sentimiento..
Son meras hojas al viento,
van cayendo de un árbol
que desde el principio estuvo muerto.

.