sábado, 24 de julio de 2010

En Blanco.

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Deje de darle vueltas a lo complicado de la vida,
(solía enojarme por una mosca en la sopa)
deduje que lo mejor era mirar para el lado y hacerme el tonto.
Y paso el tiempo y fui feliz por un tiempo,
y paso todo lo malo y fui mortal por un tiempo,
hasta que llego de repente el peso de la conciencia;
-Estúpido! vuelve al dolor que te acerca al mundo increíble!
el alma del impío es demasiado carnal para tan consagrado sacerdote!

Pensé que en realidad no quería salir de mi esfera de pretensión,
que era tan blanca, que era tan simple . .
Me negué en un principio a adoptar mis viejos hábitos,
(¿Quién podría con semejante apremio?)
el llanto era lo único que acudía a las dudas espontaneas,
a cada momento del día marchitaba los rostros ajenos con el propio,
notaban en mi esa complacencia apagada de los sabios,
un rostro en blanco sobre lo infinito del paisaje,
y el mas torpe de ellos me dijo que volviera a lo mio,
que no encajaba con ellos, que nada era real en mi cara.

Decidido encontré mi camino en la vieja selva de mierda,
caí en ella por enésima vez y me revolqué un par de días
entre sudores y lagrimas de redención.
Entre y fui feliz un tiempo,
entre y me vi nacer de nuevo,
hasta que me sentí demacrar,
y quise callar por el llanto del mundo que me llamaba;
-"Vuelve a mi por favor, ya no aguanto mas"

Y recite con labios apretados mis palabras,
me pregunte donde pude haber escapado,
madre mía, yo no se donde estaba,
yo no sabía donde me había metido,
perdido me siento a menudo;

. . Que alguien me arroje una cuerda.

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