lunes, 8 de febrero de 2010

Analogía.

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Hace un par de días eche un vistazo a unos libros que deje en una esquina acumulando polvo,
los libros me hablaron de formas y métodos, de caminos asequibles.
Pase por alto como estos métodos habían estado colándose en mis quehaceres hacia ya algún tiempo.
Lo supe, ya no era un crío, ahora era un hombre,
advertí entonces que ya nada estaba vuelto al azar y a sus maquinaciones caprichosas, no, nada de eso,
ahora todo estaba fríamente delimitado por el trazo del lápiz marca-pasos.

Hallábame leyendo ya hace un rato fijándome en las formas,
analizándolo todo como de costumbre,
cuando de repente me sentí cansado,
me dedique a jugar un rato leyendo las partes de entretención para distraerme.
Jugué con todo lo que se me cruzara por delante,
la atmósfera era en si lúdica y excitante,
pero como todas las cosas aburrida después de algún tiempo.

Tuve que reinventárme en consecuencia,
cambie algunas partes oxidadas por unas nuevas y de mejor aspecto,
mas lindas eran, claro, pero también mas falsas,
con el toque perfecto de frivolidad y miseria disfrazada en lo mas recóndito.
una voz en mi cabeza lo noto y rió insistentemente,
yo también lo sabia y me sentí ridículo..
me negué a escuchar.

Leí después algunas historias sobre cartas por jugar,
dos personas sobre una mesa jugándose la vida,
yo mismo estuve jugándome la vida tiempo atrás.
me sentí solo y vació,
el único participante miro su mano,
vi mis movimientos en el,
jugadas fascinantes tenia, muchas cosas por hacer.
Habría tenido suerte aquella noche en aquel juego..
las cosas no salieron como esperaba.

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