martes, 9 de marzo de 2010

Noviembre.

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Como se explica una palabra? como se explica un beso? como se explica una caricia? como se explica la dependencia ciega que se clava en las entrañas? como se explica lo que tan misteriosamente nos sabe a miel y a sangre coagulada? Porque eso es precisamente lo que siento cuando la tengo entre mis brazos empapada de sudor, porque eso es lo que siento cuando veo su cara y sonrisas, porque lo siento cuando su mirada se posa sobre la mía, porque lo siento cada noche antes de dormir y lo siento al despertar y al caminar, lo siento en cada esquina y en cada rincón, como aprisionándome, como liberándome de paso, dejándome desnudo ante mi mismo para contemplarme así tal cual, con la miseria del sin amparo, rescatado de no se donde pero siempre asegurado en una coraza de metal forjado, dentro de aquella fortaleza envuelto bajo el manto del nuevo mundo, entrégome a mi y a su calor de madre, a nosotros ensimismados en la vorágine animalesca y gruñona, con el timbre de un pajarito zorzal, como el gemido de un gato en celo, con ganas incontrolables de destrozar algo que se quebraría en pedacitos ínfimos sin mas remedio, con ganas de morder algo suave y esponjoso, con ganas de exhalar e inhalar, de hincharme para después reventar con la fuerza que oprime la garganta ante la pena mas desgarrarte, queriendo llorar o gritar, porque así de estúpido y hermoso es todo esto,
así de estúpido y hermoso.

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