domingo, 20 de septiembre de 2009

Del Circulo y Las Letras.

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De niño leía enciclopedias completas
tratando de adivinar como cambiaban de piel las serpientes,
explicándose como se expandía el universo
y por que el tiempo es relativo.
Posteriormente se dedico a hacer música,
música de garabatos, nada realmente serio,
tanto así que termino siendo poco mas que una rutina.
Ya de adulto se dedico a la medicina absolutista de la psiquiatria,
a sus consultas llegaban interpretes harapientos
con sus instrumentos atravesados en el cuerpo,
la receta era simple; abandonar.
Los músicos llegaban por decenas al igual que los lectores,
atendió miles de lectores empedernidos,
sufrían de síndrome bulímico de noches insomnes,
vivió un amor fugaz con una de sus pacientes,
esta se volvió loca al no mucho andar
y se quito la vida en una tarde roja y calurosa.
Tuvo que asistir al funeral con rosas negras
y terno uniforme como ella hubiera querido,
al ver su rostro pálido a traves del cristal
quiso dedicarle un libro decorado
y un puñado de poemas amargos a su memoria,
se dedico a esto por un tiempo y fue feliz,
pero con el pasar de los días el placer fue convirtiendose
en una masa negra como cuervo,
sus colegas le recetaron lo que a todos; abandonar.
La terapia fue intensiva, invasiva total,
pero en una de sus múltiples fiebres nocturnas,
irremediablemente recordó aquel reloj en movimiento
que atrasa al espacio en su infinito,
y volvió a reincidir en las expediciones del alma.
Quiso componerle una canción esquisofrenica a la conciencia
capaz de dilatar los compases y silencios hasta hacerlos eternos,
también le dedico una a las serpientes y a sus pieles blancas desnudas,
como queriendo encontrar el símil mágico de entre las cenizas,
paralelamente se vio componiendo sinfonías
en violín caoba nitido para la mujer de sus sueños
con las letras sacadas de sus decasílabos y alegorías,
una tarde roja y calurosa lo encontraron en su cama
tendido con los brazos extendidos, con el instrumento atravesado.

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1 comentario:

  1. Me gusta, es un amor tan siniestro, es una realidad tan cercana. Me vi en una tarde gris intentando encontrar salidas dentro de un violin de caoba nítido.

    Besos

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